A medida que avanza su último mes de contrato como superintendente, Héctor Pesquera ha comenzado a tomar con el mejor humor posible la presión pública que enfrenta para decidir si se queda como jefe de la Policía.
Esta madrugada, cuando estaba a punto de culminar una conferencia de prensa sobre un operativo federal, un periodista levantó la mano para una última pregunta, y era para el superintendente Pesquera.
"Jé, ya me imagino cuál es", bromeó, de inmediato, con una sonrisa, arrancando carcajadas de los presentes. "Déjame buscar la bola de cristal", agregó.
"Entiendo que estén preocupados por mí, si me quedo o no me quedo", continuó Pesquera, lo que provocó más risas.
"Pero denme espacio", reclamó en un tono más serio. "No es fácil. Hay muchas variables que hay en el aire. Vamos a ver, con el favor de Dios…", afirmó.
Pesquera fue contratado el año pasado por el entonces gobernador Luis Fortuño. Su contrato de $283,100 expira el próximo 31 de marzo, cuando debería regresar a su puesto como subjefe a cargo de la Autoridad de Puertos del condado de Miami-Dade en Florida.
El gobernador Alejandro García Padilla reiteró hoy que desea que Pesquera se quede, pero dijo que no le pondrá presión y dejará que decida tranquilamente.
"Estamos en conversaciones sobre ese tema. El superintendente tiene una familia y tiene unas raíces echadas. Muchos de sus familiares no están en Puerto Rico", dijo García Padilla. "Estamos trabajando sobre eso, pero si de mí dependiera, estamos muy contentos y satisfechos. Todos los renglones del crimen están reduciéndose", destacó el mandatario.
"Le he dado espacio al superintendente. No sería razonable ponerle presión pública innecesaria", afirmó.
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